El helado mató las mariposas de mi estómago
Creo que nunca he estado enamorada (eso es que no lo has estado, tía), pero sí que me he llegado a comer una tarrina entera de helado de Huevo Kinder del Mercadona yo sola, sentada en bragas en el sofá viendo Sálvame Diario. Cuando me levanté, tenía la tripa de Maradona y unas ganas terribles de ir al baño a soltar lo más grande. No pude comer nada en día y medio, incluso llegué a escribir una carta a la atención del Sr. Mercadona para sugerirle amablemente que retirase su producto del mercado en la mayor brevedad posible, alegando diarrea explosiva.
La primera vez que te vi tenías la cara redonda de un Huevo Kinder, y me entraron unas ganas irrefrenables de pegar mi lengua a tu mejilla. Al segundo mi estómago quedó saciado y no pude comer nada más en días.
Mi cargo de conciencia no me permitía vivir sabiendo que mi carta al Sr. Mercadona dormía cada noche en su mesita de noche, atormentándolo por haber causado tanto daño a otro ser humano. Así que le escribí una nota rectificativa: “Sr. Mercadona, disculpe la confusión. Creo que el problema no era de su helado. Es que estaba enamorada”.


ilustración @pattpon
texto @elisaa_serrano
editorial @conmilampollasediciones