
Quien tiene vinilos nunca estará solo.
Empezamos la semana con Sara Condado, filmaker y artista, ha trabajado en Freeda y ha grabado videoclips a grandes como León Benavente, Anntona, Lori Meyers, o Ángel Stanich. Sus amigos siempre le piden que les pase música, según ellos es "una pequeña melómana" hija de músico. Una apasionada de la música como aquí nos gustan.
Os puede sonar porque era la amiga que preguntaba a Cecilia sobre la lista de la compra y menú de cuarentena.
Aquí somos muy de tocar los objetos que nos gustan. Las listas de spotify están muy bien. <Te dejamos la que hemos creado desde Girls from today: Alégrame el corazón > pero hoy Sara nos trae ese formato que tanto amamos, los vinilos.
"Mi nombre es Sara Condado y vivo sola en un piso de 30m2. Me siento afortunada por gozar de salud mientras escribo estas líneas desde mi tejado en el centro de Madrid. Soy filmmaker y solo pienso en abrazar a mis abuelos. Tengo 31 años y estoy aprendiendo a cocinar y a amar. He aprovechado esta situación excepcional para poner mis discos sin tener que hacer otra cosa más que escuchar."
SPICE (Spice Girls, 1997):
En los 3 primeros segundos del disco simplemente suenan unos pasos y una carcajada. Automáticamente, me transporto al año 97. Concretamente estoy en Vigo y es el primer día que mis padres me llevan a un Burger King. Suena “Wannabe” y el locutor de la radio anuncia con el mismo ímpetu de un comentarista motivado de un Derby, que es el primer single de las Spice Girls, una banda de chicas que protagonizan ya en otros países el mayor fenómeno fan conocido desde los Beatles. Qué razón tenia, y qué afortunada soy por haberlo vivido.
Empecé a devorar revistas, a montar mis propios programas con información recopilada en VHS y a ser la coreógrafa oficial de los recreos. Qué buena época. De las mejores.
Este disco fue la primera cosa que me hizo ser consciente de que en mi vida han pasado ya 20 años de algo. Ahora, 24 años después de su publicación, sigo defendiendo férreamente, con el criterio musical adquirido, que es una de las mejores producciones musicales que se han hecho en la historia del pop. Una obra de arte y un producto digno de estudio.
A ellas las hemos visto amordazando a un tío en pleno desierto (Say you ́ll be there), en una fiesta muy peculiar con todo tipo de personalidades (Who do you think you are?), y en unas banquetas de madera agradeciéndoselo todo a sus madres (Mama). Nos han grabado el GRL PWR a fuego. Indiscutiblemente, han dejado mensajes muy poderosos a mi generación.
Escuchar el disco tiempo después, cuando careces de la ingenuidad que tenías en la primera escucha, es toda una experiencia. Te sorprenderás de lo visionarias que fueron y de lo sexys que son las 4 canciones que no sonaron en Los40.

TRAGIC KINGDOM (No Doubt, 1995):
No me gusta maquillarme porque siempre he sido un desastre con las artes plásticas. Eso sí, a los 17 años cuando Julia, la batería de nuestro grupo adolescente, me descubrió este disco, me parecía impensable ir a comprar el pan sin llevar los labios rojos. Julia también se los pintaba, pero le interesaba más hacer una buena cover de “Sunday Morning”. Claro, aporrear ese ritmo ska que cambia a cada estrofa atrae a cualquier batería. Tanto la ensayábamos que la grabamos en nuestra segunda maqueta. Nunca vio la luz. Digamos que ese día yo no me puse carmín.
Gracias a Gwen Stefani conocimos todos los garajes de Orange County. Fue mucho antes de que el guapo de Seth Cohen (yo era más de su padre) y su vecina Marissa nos frieran el cerebro. También gracias a ella nos animamos a decir que no éramos “Just a Girl”. Lo seguimos diciendo.

LA RAPTORA (Fee Reega, 2014):
Hoy soñé con Fee. Me tatuaba su nombre en el brazo con una máquina barata que llevaba en un maletín mientras comíamos pizza, (Fee con piña y yo, obvio, sin ella). A la vez, discutíamos sobre qué manera había de pasar estupefacientes por una aduana europea. ¡Ah no!, todo esto no fue un sueño y nadie fue arrestado.
Esta mujer es poesía y costumbrismo y es alemana y ahora asturiana. También es todo lo que ella diga ser. Es la que se mete en diciembre en una piscina en Peón a cero grados sin rechistar porque luego tiene un gorro de pelo de zorro sintético que asegura quitarle el frio. Es la que con sus discos te atrapa en otras épocas y en otros lugares. Es la que “chuma” y la que ambienta una cuidad triste. También es la que pronuncia la “erre” de la manera más tosca, pero yo me enamoro cada vez que la escucho decir: “pero solo a tu lado respiro”.

ELLA & LOUIS (Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, 1956):
Estando en la tienda de discos, tenía tres de Ella en la mano y solo podía llevarme uno. Elegí este por la portada. Fotografía a todo color perfectamente engamada en mi paleta favorita, ocre con un toque de azul. Una señora y un señor de avanzada edad miran a cámara como tratando de vender algo en lo que ni siquiera ellos creen. Mantienen cierta distancia de seguridad (tan representativa de estos días) y, al primer golpe de vista, parece que Lady Ella está coja. Me llaman también la atención las medias y los calcetines y el pañuelo de la trompeta sin artificio. Parecen ser las “algo y veinte” y las sombras de ambos son minúsculas.
El análisis del interior es mucho más simple: 54 minutos de baladas creadas a partir de un baile de voces que deseas no acabe nunca. Un sonido tan limpio que estremece. Si prestas atención en “Moonlight in Vermont”, se escucha el rugir de un león.

45 CEREBROS Y 1 CORAZÓN (María Arnal i Marcel Bagés, 2017) Adivina, adivinanza:
Soy de esas personas que ponen el no por delante, quizá únicamente por incordiar. Dos buenos amigos fueron a ver a María y Marcel y a la salida del concierto me dijeron que me habría encantado. Pensé: “En castellano y catalán. No creo”. Puse el vídeo de “Tú que vienes a rondarme” y sonó más de un centenar de veces, no exagero.
Aviso que hay que tener cuidado cuando escuchas el disco porque te hace saltar entre cábalas. Yo llegué a Yesod y ahora ya ni sé donde estoy. Normal, os digo que es mágico e hipnótico. El disco entero es como una rueda: fuerza de tiempo y espacio. Energía y movimiento. Ciclos de la vida. Yo llegué al interior subida en un carro. Ahí conocí su persona y su alma. Me dio un regalo y continué adelante hacia mi objetivo predeterminado. Me proporcionó verdad y aventura y un par de vinos. Luego me aseguró que yo en mí misma era la magia.
Adivina, adivinanza: De los mejores discos nacionales que verá la historia.

BACK TO BLACK (Amy Winehouse, 2006):
La primera imagen que vi de Amy después de escuchar sus canciones en la radio fue realmente impactante. Recuerdo perfectamente qué plano del videoclip de “Rehab” era.
Sigo creyendo que esa mujer apareció en forma de divinidad en mi vida para enseñarme un montón de cosas. Me interesé de manera desmesurada por el jazz y de manera más comedida por el hip-hop europeo. Aprendí cockney. Hice mi primer viaje a Europa y repetí destino 6 veces en menos de dos años para recorrer sus bares. 25, Prowse Place, ahí vivía ella. Todavía recuerdo el nombre de la calle. Me influyó tanto que bebí durante una temporada ginebra en lugar de whisky. Lo del rabillo del ojo... desistí al tercer intento. Me entraron ganas de enamorarme y muchas más de vivir un desamor. Aprendí acordes a la guitarra, maj7, sus4 y de séptima con la novena bemol. Llamé a mi gato Mr.Jones.
Recibí la noticia de que había muerto estando con el chico que me gustaba en la playa y lloré. El idiota de él se rió, y yo cogí mi séptimo vuelo para ir a dejarle un ramo de flores en 25, Prowse Place.
